El hada buena

Dia del Reservista

La avenida de Mayo, presentaba el aspecto de los grandes días. Bordeando las aceras, el publico esperaba la iniciación del programa preparado.
Gallardetes y escarapelas adornaban el centro de la calzada. De los balcones, también pendía la enseña patria.
Entre la multitud, y en primera fila, está la señora de Vergara, con sus dos hijitos: Raúl y Martita.
Se preparan para ver desfilar dos seres queridos: el papá y el abuelito.
Una música conocida esparce por el aire su marcial melodía: es la Marcha del Reservista, que parte de los amplificadores.

Poco a poco van movilizándose las columnas, hasta que Eduardo Vergara, pasa frente a su familia. Los niños aplauden al papá.
Después de esperar un largo rato, pasa don Pedro Vergara, criollo auténtico, con su aire arrogante, y su cabeza canosa.
— ¡El abuelito! — indica Martita, en cuanto lo alcanza a distinguir.
Y el anciano desfila, con gran satisfacción.
A continuación de las columnas masculinas, le sigue el cuerpo femenino de Sanidad.
Pero quienes recogen mayores aplausos, son las enfermeras de la Fundación Eva Perón. Y el triste recuerdo, apaga la efusión de los aplausos.