El hada buena

— Porque en ese día que era de tristeza, de dolor, algunos exaltados cometían excesos.
Y muchos inocentes caían, víctimas de esos excesos.
— Los obreros de hoy, son gente buena.
— Así es, hijo mío. El Presidente Perón, que los comprendió, los instruyó; y Evita mejoró su situación.
— ¡Qué suerte, papá, que todos los argentinos estamos contentos, en un día como el de hoy!

Entre vecinas

(diálogo)

— Buenas tardes, Maria Elena. Recién la veo, al bajar del ómnibus. ¡Estaba tan completo!...
— Así es, señora. Y con un día tan pesado, es bastante molesto viajar. No hubiera salido, pero quería aprovechar la liquidación. Y hoy terminaba.
— ¿Compró algo bueno?
— Nada que necesitara. Encontré sólo unos botones baratos, unas lanas para tejer, unos hilos para bordar algún vestido y unos moldes.
— Así que la veremos estos días atareada con alguna costura o tejido...
— ¡Qué esperanza! Tengo tanto quehacer en casa, que me falta tiempo. Además, nada preciso, por el momento.
— Pero, María Elena... ha malgastado el dinero, entonces. Si nada necesitaba, nada hubiera traído. Todo se pasará de moda. Además, tendrá que comprar naftalina, para conservar la lana.
— Tiene usted razón, señora. No había reflexionado. Más valía tener esos pesos en la Libreta de Ahorro.
— "Producir y economizar". aconseja el Presidente Perón.
— Ya lo voy a hacer, dejando de comprar mal, como lo hice hoy.